Jutsu y Do
Como practicantes en general sabemos el significado de la palabra “Karate”. Un poco más incompleto es nuestro conocimiento de que denominan las palabras Jutsu y Do.
El término Jutsu puede traducirse como habilidades, método o
técnica. En artes marciales describe al sistema de técnicas y estrategias
utilizadas en la defensa personal. Antiguamente la palabra Jutsu acompañaba a
las diferentes disciplinas. Los términos eran Karate Jutsu, Ju jutsu, etc
(jitsu es un tema de pronunciación que sería motivo de otro artículo). Luego
las artes marciales se modificaron. Las razones de estas modificaciones fueron
varias y dependientes de cada caso en particular. Por ejemplo, el karate nació
en Okinawa y en algún momento fue llevado a la Isla grande de Japón. Esa
migración impuso como necesidad modificaciones técnicas y formales. Esas
modificaciones se tradujeron en varios cambios que abarcaron varios aspectos
relacionados con el entrenamiento, la vivencia externa e interna, el enfoque
filosófico y hasta el nombre se modificó. Las técnicas consideradas peligrosas
fueron ocultadas o removidas. Jutsu fue reemplazado por “Do”. Surgieron el
Karate Do, el Yu Do, etc. Do en general se traduce como “camino”. Pero es una
traducción que merece una aclaración. Estamos hablando de camino en el sentido
de incorporar y transformar nuestro estilo de vida. Estamos utilizando Do en el
sentido de formarnos, externa e internamente, en forma distinta y completa a
través de la práctica del arte marcial. Do le dio al arte marcial un componente
filosófico explícito.
¿Pero cómo modifica el entrenamiento en artes marciales a una
persona para qué cambie? Una palabra mágica es “disciplina”. Disciplina en la
repetición consciente. Enfrentar situaciones de cansancio o que producen
incomodidad repetidas veces. Entrenarse en la incertidumbre. Salir de la zona
de confort repetidamente.
También está la pregunta de dónde se pone el foco. ¿En uno
mismo? ¿En lo externo? ¿En todo? Aquí aparece nuevamente la dualidad del
trabajo con un compañero o la repetición de técnicas individuales o kata. Aquí
la importancia de no descuidar trabajos individuales ni grupales.
En general parte de la sociedad ve al practicante de Karate Do
como un individuo que practica y rescata, o intenta rescatar, un arte tan
inefectivo como olvidado. Muchas veces se identifica al practicante de Karate
Do con la práctica del Kata. La respuesta más completa es que uno no quita lo
otro. Personalmente encuentro la aplicación del jutsu como complementaria y
mayormente en los trabajos con compañero, ya sea en prácticas de kumite como de
defensa personal (bunkai). El Do es un lugar que uno busca a través de varios
caminos y uno de ellos es el Jutsu. Varios grandes maestros propusieron
describir al karate como un carro que necesita dos ruedas para funcionar: el
kata y el kumite. Posiblemente podamos interpretar también a las ruedas de este
carro como las prácticas del Do y el Jutsu.
Todos nos repetimos que el fin último del karate es evitar
todo conflicto. En primera instancia el karate do debe servir para evitar el
conflicto. Pero también sabemos que esto último no es siempre posible. El día a
día nos propone situaciones a veces complicadas. Hamamoto Sensei tenía un profundo sentido de
la realidad y lo sabía. Hamamoto Sensei nos decía que si después de practicar
mucho karate en una dada contienda no podíamos hacer mucho el karate no nos
había servido para nada (él lo decía de una forma más divertida).
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